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Desde que comenzó a recolectarse información acerca del impacto que ha tenido y sigue teniendo la pandemia del COVID-19, se ha encontrado que los hispanos son uno de los grupos más afectados.
Estados Unidos es el país que ha sido más severamente golpeado por la pandemia, con casi cinco millones y medio de personas infectadas y más de 171 mil fallecidos. Pero su impacto en la salud mental también ha sido severo, especialmente para los latinos, que siguen siendo desproporcionalmente afectados por el virus.
Una encuesta publicada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que el 41% de los entrevistados reportaron síntomas de algún trastorno mental, incluidos síntomas relacionados con depresión y ansiedad.
De acuerdo con el estudio, los hispanos presentaron mayor tendencia de síntomas de trastorno depresivo, pensamientos suicidas y ansiedad. Uno de los datos más alarmantes fue que el 18.6% de los encuestados hispanos dijeron que habían “considerado seriamente el suicidio en los últimos 30 días”.
Esa cifra fue la más alta en comparación con otros grupos: 15.1% de los afroamericanos también dijeron haber tenido pensamientos suicidas, por un 7.9% de los encuestados blancos, 6% de asiáticos y 9.8% de otras razas o razas múltiples.
El estudio de los CDC se basó en más de cinco mil encuestas realizadas durante la última semana de junio: 3,453 de los encuestados eran blancos, 885 hispanos, 663 negros, 256 asiáticos y más de 200 encuestados de otras razas o cuya raza era desconocida.
La encuesta señaló que los síntomas de las condiciones de salud mental son más frecuentes entre los trabajadores esenciales, los cuidadores de adultos no remunerados y los que reciben tratamiento por condiciones de salud mental preexistentes.
La pandemia ha creado desafíos sanitarios y económicos sin precedentes. Las comunidades de escasos recursos, en particular las personas de raza negra, los hispanos y las personas que viven en áreas rurales, están muriendo de forma desproporcionada por causa del COVID-19, ya que es más probable que tengan afecciones de salud subyacentes como enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes, y tienen más probabilidades de realizar trabajos inestables o de primera línea.
De hecho, casi 28 mil hispanos han sido víctimas del virus hasta ahora, lo que representa alrededor de una de cada cinco muertes a consecuencia del COVID-19, según datos del CDC.
Expertos dicen que parte del deterioro en la salud mental de los hispanos proviene del hecho de que les preocupa su situación laboral y que deben cuidar a sus hijos debido a que las escuelas no tendrán clases presenciales, al menos durante los próximos meses.
“Con los hogares hispanos absorbiendo la pérdida de empleos y salarios, muchos han dicho que es posible que no puedan pagar sus cuentas”, según un informe del Centro de Investigaciones Pew. “Sin embargo, incluso antes del brote, los hispanos estaban preocupados por su situación económica, a pesar de los niveles casi récord de desempleo hasta fines de 2019”.
El desempleo latino aumentó bruscamente a un máximo del 18.9 por ciento en abril, antes de caer al 14.5 por ciento en junio cuando las empresas y las escuelas cerraron y muchas personas se quedaron en casa mientras el coronavirus se propagaba por todo el país.
Esos niveles de desempleo excedieron la tasa máxima de desempleo de los hispanos durante la recesión de 2007-2009, que alcanzó el 13.9% en enero de 2010.
En julio se registraron casi dos millones de nuevas infecciones por COVID-19, lo que revela que el virus no va a desaparecer en el corto plazo. A medida que el número de casos en el mundo siguen bajando lentamente, en EE.UU. han aumentado en varios estados del medio oeste, así como en el sur y el oeste, donde el virus se ha propagado rápidamente después de que se levantaron las restricciones a principios de este verano.
Alejandro Cortés