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Ahora que se están distribuyendo las vacunas contra el COVID-19, hay quienes se preguntan si su empleador puede exigirles que se vacunen.
Aunque la respuesta es “Sí”, existen algunas condiciones que se deben cumplir, de acuerdo con la nueva guía federal de la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés). Dicho organismo hace cumplir las leyes contra la discriminación en el lugar de trabajo y ha sido parte del proceso para determinar las medidas preventivas contra el COVID-19 en las áreas laborales.
Una política de vacunación obligatoria ayudaría a los empleadores a crear un lugar de trabajo seguro y saludable, como lo exige la Administración de Salud y Seguridad Laboral (OSHA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, hay personas que no quieren ponerse la vacuna por distintos motivos, que van desde lo religioso hasta algo tan simple como que no sienten que la vacuna sea segura.
Si un empleado no puede o quiere vacunarse debido a una discapacidad o creencia religiosa, y no hay una manera razonable de que pueda realizar sus labores en el lugar de trabajo, entonces su patrón podría negarle que se presente a trabajar; sin embargo, eso no significa que lo vayan a despedir.
La EEOC ha dejado claro que el primer paso no es el despido, sino que los empleadores deben primero intentar llegar a un acuerdo con los empleados. Las posibles alternativas incluyen que trabajen de forma remota, si su tipo de trabajo así lo permite.
Pero el tema es más complicado de lo que parece. Por ejemplo, Doug Ericksen, senador estatal de Washington, dijo que presentaría un proyecto de ley que prohibiría a los empleadores públicos y privados, escuelas, restaurantes y lugares públicos exigir la vacuna del COVID-19. Ericksen le dijo al The Bellingham Herald que el proyecto busca proteger los derechos individuales y la libertad de elección.
Ese tipo de leyes y si los trabajadores están representados por un sindicato, también pueden afectar a quién se le puede exigir que se vacune. Los sindicatos que representan a trabajadores esenciales como maestros, personal médico y bomberos, también pueden asumir una postura respecto a si se debe exigir la vacunación de sus miembros.
Por ahora, en Oregon no hay muchos empleadores que estén exigiendo a sus trabajadores ponerse la vacuna, pero eso se puede deber a que la mayoría de la gente en el estado no tendrá acceso a la vacuna durante algunos meses, aunque es probable que ciertas industrias lo hagan obligatorio eventualmente.
Tal es el caso de restaurantes, bares y hoteles, los cuales buscarán que los trabajadores estén vacunados para poder garantizar a sus clientes que es seguro entrar. Igualmente, los administradores de plantas de alimentos que han sido afectadas por el coronavirus –como las empacadoras de carne, frutas y verduras– quieren limitar la posibilidad de nuevos brotes.
Los estatutos del gobierno federal –que ha dejado claro que las empresas pueden exigir que los empleados se vacunen–, están alineados con las leyes estatales de Oregon, de acuerdo con la guía de la Oficina del Trabajo Labor e Industrias de Oregon.
Como Oregon es un estado de empleo a voluntad, eso significa que los empleadores del sector privado que no tienen trabajadores sindicalizados pueden establecer los términos y condiciones laborales, incluido el exigir que sus empleados se vacunen para poder asistir a su centro de trabajo.
Sin embargo, hay una importante diferencia entre un empleado que no quiere recibir una vacuna y uno que no puede por una razón protegida. En Oregon, hay tres categorías principales de exenciones:
Sindicatos: Los convenios colectivos de trabajo pueden prohibir explícitamente las vacunas obligatorias, pero depende de cada sindicato si eso es parte de sus convenios.
Personal médico: En Oregon, no se puede exigir al personal de salud que se vacune como condición para su trabajo. Una antigua ley estatal dice que los empleadores de trabajadores de la salud deben proporcionar (pero no exigir) la inmunización para enfermedades infecciosas.
Personas con discapacidades o creencias religiosas: Si un empleado tiene una discapacidad que impide la vacunación, su empleador debe tratar de ajustarse a ella de una manera razonable. Los empleados con creencias religiosas sinceras que prohíben la vacunación tienen una protección similar. Estas protecciones están consagradas en la ley federal de derechos civiles.
Alejandro Cortés