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Una de las principales consecuencias que la pandemia del COVID-19 ha traído para la economía mundial es la pérdida de puestos de trabajo; sin embargo, esto ha afectado más a ciertas industrias.
Las recesiones a menudo golpean a algunas industrias más que a otras, y la más reciente ha lastimado significativamente al sector de la hospitalidad, en particular los restaurantes.
“Esta pandemia nos afecta a todos los habitantes del mundo, pero complica las cosas todavía más para quienes estamos en la industria de los restaurantes. En una situación como ésta, si haces un mal movimiento te puede costar los ahorros de toda tu vida” dice Carlos Cortés, un empresario mexicano que es dueño de dos restaurantes en Beaverton, Casa Lola, de comida mexicana, y el steakhouse Grill68.
Oregon ha perdido 145 mil puestos de trabajo en el último año, y aunque la tasa de desempleo bajó de un 14.9 por ciento en abril a un 6.9 por ciento actualmente, este nivel de desempleo es casi el doble de donde estaba antes de la pandemia.
Muchos restaurantes han cerrado de forma definitiva en los últimos meses, y los que han sobrevivido lo están haciendo bajo demasiadas limitaciones impuestas por el estado, que está tratando de contener la propagación del virus
“Siempre que emprendes un negocio, hay riesgos. En Portland y el área metropolitana el restaurante es un negocio con muchas dificultades, y mucha gente cuando inicia no siempre sabe en lo que se mete. Aparte de todas las dificultades operacionales de un restaurante, este 2020 nos encontramos con una situación totalmente anómala” agrega Cortés.
“Lo primero fue ajustarnos a la nueva normalidad, la venta para llevar o entregar a domicilio solamente; tenemos aliados como UberEats, GurbHub, Postmates, pero cuando haces un análisis te das cuenta que si dependes de las ventas de estos aliados, te van a llevar a una pérdida, porque el cargo de uso de esas plataformas es de un 25 a 30 por ciento”, dice Carlos, quien lleva más de 30 años en la industria de los restaurantes.
Este sector experimentó algunas de las mayores pérdidas de empleo en Oregon este año, debido a que la gente dejó de comer afuera, y aunque hubo una ligera recuperación durante el verano, actualmente están en medio de otra crisis; las últimas dos semanas solo pudieron vender comida para llevar o entregar a domicilio y a partir de este jueves pueden recibir hasta 50 personas, pero solo en exteriores.
“En esta situación de la pandemia influye el mercado que tienes. Si estás en un área como el downtown de Portland, las probabilidades de que no tengas éxito son muy grandes, porque no solo fue la pandemia, sino que también los afectaron las protestas. Nosotros tuvimos la suerte de estar en un área de casas, y la gente está cerca de nosotros” explica Cortés.
El restaurantero mexicano dice que en su momento sacrificó parte de las ganancias de su negocio para no despedir a su personal, y aunque tuvo que ajustar el número de horas para sus empleados, mantuvo casi intacto a su equipo. En contraparte, Oregon ha perdido 32 mil puestos de trabajo en el servicio de alimentos en el último año.
“Primero, mantuvimos la calidad del producto, y segundo, mantuvimos la calidad del servicio para que la gente supiera que cuando fuera a nuestro restaurante no iba a haber gente diferente”, dice Cortés. “Si tu comida es buena no quiere decir que tu restaurante va a tener éxito; si tu servicio es bueno no quiere decir que tu restaurante va a tener éxito; si tu restaurante está bonito y limpio no quiere decir que tu restaurante va a tener éxito. Requiere de todos esos elementos para tener éxito”.
Lo increíble es que Carlos, en medio de la pandemia, decidió abrir otro restaurante luego de que había tenido que cerrar uno en el downtown de Portland, donde no pudo sobrevivir debido la falta de clientes en el área.
“Perdimos dinero ahí, pero paramos la pérdida inmediatamente”, relata Carlos. “Pero había un elemento importantísimo ahí, que eran los empleados; identificamos elementos muy importantes y con ellos decidimos movernos al área de Beaverton, donde ya conocemos el mercado. Eso nos permitió abrir el steakhouse Grill68 en medio de la pandemia, sabiendo que no había competencia en este mercado en 10 millas a la redonda”.
Aunque no ha sido fácil este nuevo reto, Cortés ha ido ‘toreando’ la situación al limitar el número de días que Grill68 está abierto; sin embargo, en Casa Lola ha mantenido las mismas horas de operación.
Carlos cree que las autoridades deberían dejar que los restaurantes operen con cierta normalidad, pues están mejor preparados para seguir los protocolos de seguridad.
“Creo que el sector restaurantero es uno de los segmentos del mercado más preparados para enfrentar una pandemia. Los empleados están mucho mejor preparados porque se tienen las medidas sanitarias ya establecidas desde hace años. Tenemos inspecciones cada seis meses del departamento de salud y tenemos nuestras propias inspecciones” dice Cortés. “Los restaurantes podrían funcionar como una plataforma de concientización para los clientes y podemos ayudar más estando abiertos que cerrados”.
Alejandro Cortés