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La Oficina del Censo de Estados Unidos finalizará todos sus esfuerzos de conteo para el censo de 2020 el 30 de septiembre, un mes antes de lo anunciado previamente. Eso incluye los intentos para llamar a la puerta, recopilar respuestas en línea, por teléfono y por correo.
Las últimas actualizaciones de los planes de la oficina son parte de los esfuerzos para “acelerar la finalización de la recopilación de datos y la distribución de los recuentos en nuestro plazo legal del 31 de diciembre de 2020, como lo exige la ley y lo dirige el Secretario de Comercio”, explicó en un comunicado Steven Dillingham, director de la Oficina del Censo.
Estos cambios de última hora en el conteo de cada persona que vive en Estados Unidos, que es un derecho constitucional, amenazan la precisión de los números de población utilizados para determinar la distribución de la representación política y los fondos federales para la próxima década.
Adelantar la fecha límite significa que muchos ciudadanos podrían no responder, lo que resultaría en números de población imprecisos. Hasta ahora, alrededor de 4 de cada 10 hogares en todo el país no han sido contabilizados.
La recopilación de datos ha sido interrumpida significativamente por la pandemia de coronavirus. El virus atacó cuando el conteo de la encuesta nacional se había incrementado en marzo. En el apogeo de la pandemia, los jefes de las oficinas se vieron obligados a suspender las operaciones de campo, aunque muchas ya se han reanudado desde entonces.
Con el significativo retraso, al buró le quedan menos de dos meses para tratar de llegar a personas de color, inmigrantes, residentes rurales y otros miembros del país históricamente menos contados, grupos que probablemente no completen un formulario por su cuenta.
Según un estudio del Centro de Investigaciones PEW, entre aquellos que dicen que no han participado en el conteo, el 40% indicó que no estaría dispuesto a hablar con un trabajador del censo que llegue a su puerta. Parte de ello podría deberse a que las personas sin documentos tienen miedo a que su información, incluido el lugar donde viven, pudiera ser entregada a alguna agencia migratoria.
Sin embargo, es importante aclarar que éste no es el caso, pues la ley prohíbe que la Oficina del Censo comparta información con las fuerzas del orden u otras organizaciones gubernamentales.
La Constitución establece claramente que el censo está destinado a contar a todas las personas que viven en el Estados Unidos, tanto ciudadanos como no ciudadanos. En ella se hacen preguntas básicas sobre cada persona que vive en su hogar, como edad, nombre y raza, pero no se le pregunta sobre su estado migratorio o si usted es ciudadano estadounidense.
La encuesta del PEW también reveló que es muy probable que quienes no han respondido al censo pertenezcan a grupos que el censo ha tenido dificultades para contar con precisión anteriormente, incluidos los hispanos y afroamericanos.
La participación en el censo ayuda a determinar los fondos federales para servicios indispensables, incluyendo educación, cuidado infantil, capacitación de la fuerza laboral, atención médica, entre otros. Los estados corren el riesgo de perder cientos de millones de dólares por año por cada 1 por ciento de la población que no se contabiliza.
Según las autoridades, completar el censo puede ayudar a los vecindarios con fondos insuficientes a recibir más recursos. Los datos del censo son vitales porque también ayudan a determinar cuántos representantes tiene cada estado en el Congreso.
En ese sentido, los demócratas y activistas sociales están preocupados porque creen que la Casa Blanca está presionando a la oficina para que termine de contar antes para así beneficiar a los republicanos cuando se vuelvan a distribuir los escaños de la Cámara y se dibujen los distritos electorales.
El censo se puede llenar en línea en www.my2020census.gov, o por teléfono llamando al 844-330-2020. Por lo general lleva menos de 10 minutos completarlo.
Alejandro Cortés