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Aumento de precio y escasez de las carnes, a causa del coronavirus

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Entre las consecuencias negativas que ha traído para la economía la pandemia del COVID-19, hay una que se ha hecho más notoria en los últimos días: el aumento en el precio de las carnes.

Mucha gente se está quejando de los altos costos de la carne de res en particular, pero en realidad el precio del pollo y el cerdo también ha aumentado.

Esta situación es resultado del cierre de varias plantas procesadoras de carne en el país, las cuales se han visto forzadas a reducir a su personal debido al coronavirus, lo que se ha traducido en una alta demanda y, como consecuencia, precios más altos.

Dichos cierres se han dado a pesar de una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump el 28 de abril, destinada a mantener las plantas procesadoras abiertas, siempre y cuando se siguieran ciertas pautas para garantizar la seguridad de los empleados.

Cuando Trump emitió la orden, explicó que el cierre de una sola planta de procesamiento de carne podría ocasionar la pérdida de más de 10 millones de porciones de carne en un día.

Pero dicha orden fue superada por la realidad del impacto que ha causado el virus en todo el país: hasta el 7 de mayo se habían registrado 10,800 casos positivos vinculados a las instalaciones empacadoras de carne en al menos 170 plantas en 29 estados, según el Centro de Informes de Investigación del Medio Oeste, una organización independiente sin fines de lucro centrada en los negocios de agricultura.

Las cuatro compañías más grandes de empacado de carne de Estados Unidos, Tyson, JBS, National Beef y Cargill, han tenido brotes del virus en sus plantas. Algunas de éstas actualmente no están funcionando a su máxima capacidad, mientras que otras han cerrado totalmente.

Esto no sólo ha significado un alza en los precios, sino también una escasez de estos productos. En múltiples tiendas a lo largo del país, los refrigeradores de carnes frescas están completamente vacíos y, cuando los reabastecen, éstos se vacían rápidamente.

Según Business Insider, el precio de las carnes frescas aumentó más de 8 por ciento en el mes de abril, y se cree que los precios podrían subir hasta 20 por ciento en los próximos meses.

El aumento de precios, sin embargo, no se limita a las carnes. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, el índice de alimentos en el hogar aumentó bruscamente en abril, un 2.6 por ciento _ su mayor aumento mensual desde febrero de 1974 _ una consecuencia directa de las órdenes de quedarse en casa.


Pero el precio de las carnes no fue el que más aumentó; la subida de precio más alta fue la de los huevos, con un 16%. En general, los precios de los comestibles aumentaron 2.5% en abril.

Por otro lado, también está el aspecto social de este problema, pues la crisis de la carne ha hecho más notorias las divisiones sociales. Los trabajadores de estas plantas representan algunas de las poblaciones que han sido más duramente golpeadas por la crisis de salud.

Muchos de los trabajadores de esas plantas provienen de familias de bajos ingresos y que no pueden darse el lujo de reportarse enfermos. Alrededor del 44% de esos trabajadores son hispanos, y una cuarta parte son afroamericanos. Ambos grupos demográficos enfrentan un devastador efecto tanto física como económicamente.

Alejandro Cortés